domingo, 6 de junio de 2010

Ley antitabaco y ley antisexo

problemas lingüisticos.

Si a una ley se la llama antitabaco, todos los fumadores que estén convencidos de que fuman porque les da la gana se sentirán inmediatamente atacados, es de cajón, pero pueden estar tranquilos los que aún no se han dado cuenta de que fuman esclavizados, nadie les prohibirá fumar, sólo les ponen algunas limitaciones.
Desconozco hasta que punto está prohibido tener relaciones sexuales en público, y sin embargo nadie se indigna por tener que hacerlo en su casa, lo que pasa es que no hay una ley "antihacerelamor" la que se montaría ni te la quiero contar...
- quien es el gobierno para decirme donde tengo yo que....
- pues si me apetece en mitad de un parque, que pasa que el parque no es de todos... y mi derecho a revolcarme por el cesped y ....
etc.


Es tan obvio que el sexo corresponde a la intimidad, que nadie se plantea ni las limitaciones que "socialmente" están impuestas ni la legislación que pueda haber al respecto, que como sé que os pasará igual que a mi, nadie conoce.

Fumar tiene un caracter mucho más pernicioso y nocivo que hacer el amor, no sirve para relacionarse con otras personas (recordad que lo que te relaciona con una persona es la comunicación y fumar es un acto autónomo) no mejora la salud, no enriquece a nadie (salvo a las tabacaleras) y desde luego no sirve para hacer hijitos ni para tener u ofrecer orgasmos, en resumen, fumar no es tan bueno como el sexo se mire como se mire ( me siento un poco imbécil haciendo este alegato de puro perogrullo) y sin embargo parece que los fumadores reivindacaran su derecho a drogarse en público, incluso en presencia de sus hijos o los hijos de otras personas con orgullo, mientras una necesidad vital del ser humano como son las relaciones sexuales pasan completamente inadvertidas. Rechazo de plano que los fumadores prefieran el tabaco al sexo, aunque por mi experiencia terapéutica he encontrado casos de todos los colores; incluso algunos que verbalizaban que su prioridad primera era no quedarse sin tabaco. Y varios escalones por debajo estaban la comida, el sueño, el sexo, el ejercicio, y muy lejos el amor. Claro que alguien puede estar enfermo y tener desordenadas sus prioridades, o incluso desconocer abiertamente sus necesidades fisiológicas. Sin embargo como sucede con las leyes el desconocimiento no exime de la obligación de su cumplimiento. Y aún y así se mantienen en sus trece de pedir el derecho a fumar. claro que sí hombre, ( o mujer ) fuma cuanto quieras, ni se me pasa por la cabeza prohibirlo, ni al gobierno tampoco, como el sexo, ni se sopesan las prohibiciones, pero caramba, hazlo en tu casa, en tu despacho privado, en tu intimidad. No invadas a los demás igual que los demás no se acuestan con sus parejas en tu portal o en el bar cuando estás desayunando.

Que por cierto a los fumadores, me los imagino desayunando su cafecito con un "tóxico" en la mano y leyendo el periódico cuando de repente la pareja de la mesa de al lado se arranca la ropa y empiezan a hacer el amor con diversión y libertad. en ese momento, Mantendrá el fumador la tantas veces esgrimida excusa para no dejar el tabaco que dice: " es que me hace compañia" o se morirá de envidia por gastar su tiempo y su dinero, su salud y sus energías en fumar en lugar de hacer el amor con quien quiera.

Francamente opino que cada uno debe hacer el amor en su intimidad, y también opino que TODO EL MUNDO debería dejar de fumar, por SU propia salud, por SU propio entorno, por SU economía, por su sexualidad y sobretodo por SU libertad y la NUESTRA.
Sin embargo, como, aún sabiendo que en algo uno tiene la razón, también se que no tengo ninguna autoridad sobre las libertades ajenas, no se me ocurre la fatalidad (hipócrita al extremo por otra parte) de prohibir o atacar un producto que mantengo en el mercado (ahora hablo como si fuera el gobierno, claro) pero una cosa es no prohibir el tabaco y otra muy diferente es dejar que cualquiera te eche el humo en la cara. cada cosa en su lugar.