miércoles, 22 de diciembre de 2021

Fobias Frecuentes

Algunas de las más conocidas son el miedo a los aviones, a los espacios cerrados, a las alturas o a las arañas hay otras muchas fobias, muy extendidas y que en muchos casos limitan o condicionan mucho la vida de quien las padece.

yo personalmente he tratado casos de:

miedo a los espacios abiertos (agorafobia)
miedo a conducir (amaxofobia) (muy frecuente)
miedo a las agujas, (belonofobia) particularmente a las jeringuillas
miedo a los perros
miedo a la oscuridad
miedo a los aviones
miedo a los barcos
miedo al agua (mar, rio, piscina, bañera)
miedo a las cucarachas
miedo a vomitar (emetofobia)
miedo al dentista
miedo al viento (anemofobia)
miedo a las tormentas (brontofobia)
miedo al miedo

y otros muchos, de forma menos masiva, sin embargo la extrañeza del agente fóbico, o sea de aquello que produce miedo, no debe ser tenida en cuenta, da lo mismo tener miedo a la oscuridad que a un avión, o a una cucaracha, la fobia es un tipo de relación que se establece con un un elemento, que está corrupta por interferencias más o menos conocidas. Esa relación es lo que hay que modificar y no al sujeto, ni a al agente fóbico. La forma más eficaz para superar las fobias, sin necesidad de pasar por el doloroso trance que suponen las exposiciones, es la hipnosis.

jueves, 4 de diciembre de 2014

La hora de comer no existe (no tengas miedo al hambre)

A pesar del convenio social, a pesar de la homogeneidad de una parte importante de los horarios de trabajo, a pesar incluso de la tendencia natural del ser humano de dormir por la noche y estar despierto durante el día, no hay ninguna hora que sea la hora de comer. sencillamente porque para comer lo adecuado es tener hambre, y el hambre depende de muchas variables, no sólo del tiempo que se lleve sin comer, sino de lo que se haya comido antes, de la actividad que se haya realizado, del descanso que se haya podido disfruta, y desde luego del estado anímico que se tenga en cada momento.

Asumir que hay que comer a una hora determinada porque es la hora nos hace bajar la autoestima.

Cuando llegada la "hora de comer" una persona no siente el deseo de comer, y además no tiene hambre, no existe ninguna buena razón para que coma(*). Ni siquiera en el supuesto de que vaya a pasarse muchas horas sin comer y le asuste la posibilidad de pasar hambre un poco más adelante.

Comer sólo porque es la hora sería dejar las necesidades de nuestro cuerpo en segundo lugar, priorizando la importancia de cumplir con un horario y eso baja nuestra autoestima, ya que cada vez que nos comportamos en contra de nuestras necesidades, nuestra sensación de capacidad y nuestra auto-valoración se resienten.

Comer porque quizás más adelante se va a pasar hambre es sencillamente una anticipación ineficaz y contraproducente a corto y largo plazo. A corto porque nos hace estar con el estómago más lleno de la cuenta y nos obliga a comer cuando no queremos (con la consecuente bajada para la autoestima que ya vimos en el ejemplo anterior) y a largo plazo porque comer cuando no se tiene hambre hace que todo lo que comamos se convierta en grasa, y que al acostumbrarnos a tener el estómago más lleno de lo normal aumentemos nuestro umbral de saciedad, que no es otra cosa que la cantidad de comida con la que nos sentimos llenos.

Si sientes que el momento de la comida es importante, como evento familiar, o por cualquier otra razón, puedes disfrutarlo cuando no tengas hambre, pero no comiendo, acompañar a alguien que come sin comer no es pecado, no engorda, no le hace daño a nadie, comer sin hambre si.
De esa misma manera si crees que puedes llegar a pasar hambre en las horas siguientes pero ahora no tienes ningunas ganas de comer, basta con que te prepares algo para comer y te lo lleves allí donde vayas a estar. Comer ahora por si dentro de seis horas me entra hambre es un despropósito.

¿y qué pasa con la gente que tiene un trabajo tal que le obliga a pasarse unas determinadas horas sin comer? Hay muchas personas que no pueden elegir el momento en que hacer una pausa para comer, y tampoco en estos casos hay que comer cuando no se tiene hambre. salvo casos que rozan la esclavitud todo el mundo puede disponer de tres o cuatro minutos para utilizar el aseo en su tiempo de trabajo. basta con haber preparado un pequeño tentempié lo suficientemente pequeño como para disfrutar de él en ese tiempo y verás que la sensación de hambre se minimiza como para seguir hasta el momento en que se pueda comer con el tiempo y las condiciones adecuadas.
sin embargo incluso en el supuesto de que el trabajo no permita que uno haga una pausa ni siquiera de tres minutos, o que el control sea tal que no se disponga de la posibilidad de comer un par de galletitas o algo que "entretenga al estómago", sigue sin ser aconsejable comer sin hambre, es preferible pasar unas horas de hambre hasta que se pueda comer y poco a poco acercar los horarios de trabajo a las propias necesidades alimentarias.

No hay que tener miedo a pasar unas horas de hambre, de hecho no conozco ninguna especia que sea tan sabrosa, tan estimulante y tan versátil como el hambre, mejora el sabor, la textura, la temperatura y las cualidades en general de cualquier cosa que comas, y además es acumulativa, cuanta más hambre tienes más placer sientes al comer.


(*) Por supuesto me refiero a personas que disponen de comida con normalidad y que si no comen en un momento del día podrán hacerlo más adelante.

domingo, 5 de mayo de 2013

Hipnotizando al reloj biológico

espierto, siempre cinco minutos antes de que suene mi despertador, sea la hora que sea, aquella en que me hubiera de despertar, es un reloj interno que sabe en que momento estoy (y que detesta oir el despertador por cierto) y que debo hacer en cada momento.
Todos tenemos ese reloj, aunque a cada uno le funciona a su manera, importantemente influenciado por los cuatro pilares vitales, sueño, sexo, ejercicio y alimentación, (hoy otros factores claro, pero menos importantes) si estos estan equilibrados el reloj funciona en hora.
Desde luego que no es más que una metáfora, pero es clara, y eficaz, veamos como las mujeres notan perfectamente en que fase de su ciclo menstrual se hallan, y mucha gente puede predecir con exactitud en que hora empezará a bostezar y querer dormir, o a que hora no puede más y tiene que comer, ahi se ve claramente la función del reloj biológico, ese que te dice que tienes hambre a las once y cuarto, pase lo que pase, y por más que no tengas ni idea de que hora es, él sí lo sabe.

Bien, pués ese reloj es programable, no tan facilmente como se programa un despertador japonés, pero casi, basta con neutralizar las interferencias (normalmente malas conexiones entre los pilares ya mencionados y las baterias del reloj, que se sitúan en el corazón y el cerebro) y con fortalecer la imagen de las horas deseadas, o sea poner varias alarmas a la vez.

La hipnosis nos permite muy fácilmente neutralizar la ansiedad y las ideas obsesivas relacionadas con la comida, los tiempos, los caprichos y el esfuerzo, conceptos que debilitan la programación cerebral necesaria para comer de forma ordenada.
"Grabando" mediante ejercicios de visualización los conceptos deseados, de planificación alimentaria, pero también de estructura temporal de nuestra vida, conseguiremos sentir la necesidad de cumplir con nuestro plan sin que suponga ningún esfuerzo.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La Trampa

Acabo de ver el video del niño de Yakarta que con cuatro años ya lleva dos fumando y ha alcanzado un ritmo de dos paquetes diarios. https://www.youtube.com/watch?v=3MMAgj-VSF8

En un medio como este, es decir un pequeño blog temático dedicado al tabaco cabe reseñar el caso como una aberración que desde el punto de vista terapéutico propone algunas dificultades, y algunas clarísimas facilidades. A parte de la innegable, evidente, obvia necesidad de intervención inmediata. Pero fuera del ámbito del estudio del tabaquismo cualquier alusión me parece obscena.

Está mucho más que comprobado que la publicidad del tabaco, su carácter público y la presencia en los medios, (en especial en el cine y la televisión), fomentan el tabaquismo e incrementan la susceptibilidad de los sujetos de forma alarmante.

Cada vez menos se ven héroes que fuman, guapas y guapos que fuman, y triunfadores con cigarrillos en la boca en las películas, pero el telediario hace algo sin querer, que es dar promoción, aunque sea con una pretendida carga negativa a acontecimientos como el que nos ocupa. [ver efecto Werther en cualquier manual de psicología] Esa promoción repugnante,(*) ayuda a que desde hoy algunos padres justifiquen su idea de que darle unos cigarrillos a un jovenzuelo lo tranquiliza (me siento bárbaro y necio escribiendo esto, aún cuando lo pongo en mente de alguien equivocado), o incluso a chavales a sentir que si un niño puede ellos también. Si, ya sé que por miedo a lo que interprete la gente no se puede dejar de comunicar, porque no se diría nunca nada, es cierto no se debe dejar de comunicar, pero se puede hacer de otra manera, y se pueden elegir las noticias también.

De todas maneras lo alarmante debería ser que Yakarta permitiera que los niños fumen, sin embargo eso no me alarma, me indigna más que la televisión de todo el mundo se haga eco, con tan poco criterio.

Meses después de ver este caso apareció uno nuevo, esta vez de dos niños chinos, (qué buenas noticias nos vienen de oriente) que en un autobús se lo pasan pipa fumando, con una naturalidad que apabullaría a mujeres y hombres de cualquier edad en Europa, y que sin embargo no tiene consecuencias de ninguna clase. Sólo la indignación popular: ¡hay que ver, las cosas que pasan en China!

(*)aunque sé de buena tinta que los periodistas al menos en su mayoría no tienen intenciones abyectas al usar semejante contenido, no están exentos de responsabilidad, uno hace lo que hace, no lo que se imagina que hace, o lo que le gustaría hacer.

No voy a dar las instrucciones de como se debe proceder para deshabituar a un niño de dos años, porque no hay ninguna necesidad, pero si que hace falta y mucho, adiestrar a los padres sobre la manera correcta de educar a los hijos, de cumplir con las leyes y de como no dejarse manipular por los hijos.